5 maneras de superar el desgaste laboral
Si se siente bastante estresado, desmotivado y emocionalmente agotado, y la idea de ir a trabajar se ha convertido en una fuente de preocupación constante para usted en lugar de una dicha (o, como mínimo, en lugar de su estado de ánimo habitual), podría estar experimentando desgaste laboral. El desgaste laboral, también conocido como «burnout», es tan omnipresente en nuestra sociedad que se ha incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, y se define como un «fenómeno ocupacional» que se produce cuando «el estrés crónico del puesto de trabajo no se ha gestionado con éxito».
El desgaste laboral se define típicamente a través de tres dimensiones: agotamiento, cinismo, y una sensación de ineficacia. Puede ser provocado por una variedad de estresores emocionales e interpersonales que experimenta un individuo durante su jornada de trabajo, cuando estas presiones se convierten en crónicos y provocan una respuesta prolongada.
Puede experimentarse durante momentos en los que hay una carga de trabajo especialmente grande, ya sea por presiones estacionales de la industria en cuestión, por eventos especiales o lanzamiento de proyectos, o sencillamente por periodos prolongados de actitudes y comportamientos negativos en el lugar de trabajo que crean una gran presión y un ambiente estresante. También puede producirse cuando un individuo siente un alto nivel de ansiedad, miedo, o frustración en su trabajo o de manera relacionada con este durante un periodo prolongado de tiempo, y no siempre se ve provocado necesariamente por el ambiente en cuestión; el desgaste laboral también puede darse cuando el individuo que lo sufre ha ejercido una gran presión personal en sí mismos por sus objetivos laborales que terminan experimentando un estrés crónico.
El desgaste laboral también puede agravarse durante una crisis global como la pandemia de COVID-19, momento en el que la manera en la que trabajaba mucha gente se vio redefinida y los recursos tuvieron que exprimirse al máximo. Por expresarlo con términos sencillos, se produce cuando el equilibrio entre el trabajo y la vida privada se difumina cada vez más y tiende a torcerse hacia una dedicación total al trabajo ni nada de tiempo para divertirse o descansar. El desgaste laboral puede tener consecuencias extensivas, yendo desde un desempeño disminuido en el trabajo y absentismo hasta una peor salud física y, en algunos casos, ansiedad y depresión.
Aunque cierto nivel de estrés resulta una parte inherente de la vida laboral y en general, tiene la capacidad de tomar las riendas y llevar a cabo cambios positivos. Establecer hábitos saludables y aprender estrategias de afrontamiento puede ayudarlo a evitar o a recuperarse del desgaste laboral, todo ello sin tener que abandonar su profesión
1. Pida ayuda
Buscar ayuga no es señal de debilidad. De hecho, es una señal de confianza. No dude en compartir sus preocupaciones con su familia y amigos, o en recurrir a ellos en busca de apoyo y de un oído amable. Incluya a algunos de sus compañeros de trabajo de confianza en el proceso; su disposición para compartir sus pensamientos sobre cómo se siente en su trabajo puede fortalecer sus relaciones con sus compañeros, dándoles la oportunidad de contribuir a su propio bienestar. Estos podrían ofrecer una perspectiva y soluciones nuevas que quizás usted no haya considerado en el pasado. También puede buscar consejo por parte de un profesional de la salud mental. Expresar sus sentimientos frente a alguien ajeno a su vida personal y profesional puede ayudarlo a reconocer lo que siente y darle sentido dentro de un espacio seguro. Los profesionales de la salud mental también pueden guiarlo para afrontar mejor el estrés del trabajo sin juzgarle por ello, y puede empoderarlo con algunas herramientas sencillas para responder al estrés de una manera más saludable.
2. Mueva el cuerpo
¿Alguna vez ha salido a dar un paseo, a hacer ejercicio o a realizar alguna actividad física y después se ha sentido más ligero y de mejor humor? Eso es porque, al hacer ejercicio, no solo está dejando de pensar en el trabajo durante un momento, sino que su cerebro también libera un cóctel de endorfinas -hormonas que provocan una sensación de felicidad y placer- al mismo tiempo que disminuye las hormonas relacionadas con el estrés como pueden ser el cortisol y la adrenalina. Así que, tanto si le gusta ir al gimnasio, montar en bicicleta, salir a explorar una ruta de senderismo o ir a clases de baile, asegúrese de incluir sesiones de ejercicio regular en su rutina semana para disminuir el estrés y mejorar su calidad de vida en general. No olvide que, además de las actividades racionalizadas puramente como ejercicio, ¡también debe moverse! Realice descansos regulares a lo lago del día, levántese y haga algunos estiramientos en su escritorio a intervalos fijos, vaya por las escaleras cuando se le presente la oportunidad, y salga a dar un paseo a la hora de comer.
3. Explore actividades que alivien el estrés
¿Sabía que tumbarse bocarriba le ayuda al instante a quitarse un peso de encima? El proceso de relajación se inicia nada más tumbarse. La respiración se ralentiza, el ritmo cardíaco disminuye y la presión arterial desciende, y estos no son más que algunos de los beneficios de actividades como pueden ser el yoga o el tai chi. Explorar clases de actividades de este tipo le ayudará a encontrar la que más se adecúe a usted y le enseñará técnicas sencillas y eficientes para aliviar el estrés, mejorar su conciencia, y promover una regulación a la baja. Por ejemplo, manipular su respiración para exhalar durante más tiempo del que inhala es una buena manera de acceder a un estado más relajado. La meditación es otra práctica que puede aliviar el estrés, aumentar la conciencia de uno mismo, reducir los sentimientos negativos, y mejorar el bienestar general. Hace mucho que se establecieron sus beneficios, y unos pocos instantes de respiración con plena conciencia cuando se siente abrumado durante el día son más que suficientes para ejercer un impacto positivo. Establecer una costumbre de mindfulness que puede llevarse a cabo en cualquier parte -incluido en la comodidad de su propia casa, o incluso en su escritorio o en una esquina tranquila de su trabajo- también puede resultar de ayuda, y existen multitud de métodos adaptados tanto para practicantes noveles como avanzados.
4. Restablezca sus límites
Si está sobrecargado de tareas y eso está provocando sentimientos de negatividad, resentimiento y enfado, quizás haya llegado el momento de tener una conversación con su capataz y establecer unos límites más claros. No tenga miedo a hacerse vale y preguntar cuáles son los requisitos de su puesto de trabajo, asegurándose de que reflejen la descripción de dicho puesto. Del mismo modo, si es el primero en llegar a su trabajo y el último en marcharse, considere la opción de reformular su horario de trabajo para conseguir un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal. Por ejemplo, evite agendar reuniones después de las 5pm, ponga una alarma para acordarse de que es hora de irse, o comprométase a realizar una actividad habitual que lo obligue a salir del trabajo a su hora. Una vez que llegue a casa, deje el trabajo en el trabajo. Esto significa esperar a que pase el fin de semana para contestar a correos electrónicos y no responder a llamadas o mensajes relacionados con el trabajo después de su jornada laboral (¡o mientras esté de vacaciones!). Apague el teléfono si cree que la tentación de echarle un vistazo será demasiado grande.
5. Dese un premio
Todos tenemos objetivos a largo y corto plazo en el trabajo que deben cumplirse, pero no siempre resulta fácil encontrar una razón por la que levantarse por la mañana día tras día, especialmente si en ocasiones el trabajo es el último lugar al que te apetece ir. En lugar de centrarse en el esfuerzo diario para alcanzar esos objetivos, fíjese una lista de tareas pendientes que incluya una gama de tareas que sabe que puede afrontar, y dese un premio con algo que lo haga feliz una vez que las complete. Los premios pueden incluir cualquier cosa desde comprarse flores o un libro que le haya llamado la atención, ir al cine o al teatro, dar un paseo más largo a la hora de comer, o darse un baño caliente y fragante una vez en casa. Los premios no tienen por qué suponer un esfuerzo financiero o consumir tiempo; pueden servir sencillamente como un recordatorio habitual de que en la vida hay más cosas aparte del trabajo.
Encontrar ese ideal tan elusivo de un equilibrio entre la vida laboral y la personal no siempre es fácil, y puesto que el desgaste laboral puede acumularse rápidamente, evitar que el estrés del trabajo se adueñe de nuestras vidas puede ser un reto. Puede hacerse todavía más difícil de manejar cuando tiene la sensación de que ya ha intentado hacer todo lo que estaba en su poder y que la única opción que le queda es abandonar ese puesto de trabajo en cuestión -especialmente cuando eso no siempre resulta una solución viable, o al menos no de manera instantánea. Pero existen maneras de reclamar cierta medida de esa paz interior, sanar su sistema nervioso, y restablecer su control sobre su vida laboral (y cómo responde ante esta), ayudándole a redescubrir la dicha, la motivación y la productividad en su puesto de trabajo.
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