Cancelación de cultura: Qué significa para nuestra salud mental?
Pedir cuentas a la gente por su comportamiento es una costumbre social importante a lo largo de la historia y en todas las culturas. Como sociedad, nos controlamos unos a otros denunciando las acciones que son perjudiciales para el colectivo, con el fin de mantener la paz y la prosperidad dentro de la comunidad. Pero, ¿dónde trazamos la línea entre la responsabilidad por el mal juicio y la vergüenza pública gratuita? ¿Cómo decidimos qué comportamiento es perdonable y cuál es inexcusable? ¿Y cómo podemos conciliar nuestra propia falibilidad con el impulso de actuar como juez, jurado y verdugo cuando alguien en el punto de mira se pone en el estrado metafórico? A medida que los medios de comunicación social han cambiado el panorama del debate público, la "cultura de la cancelación" ha surgido, y parece haber llegado para quedarse. Exploremos el impacto que está teniendo en nuestra salud mental.
¿Qué significa ser "cancelado"?
La cultura de la cancelación es un fenómeno que implica el rechazo público de alguien con un perfil alto. Se les deja de seguir en las cuentas de las redes sociales de forma masiva, y se cancela literalmente cualquier aparición en los medios de comunicación, asociaciones comerciales, compromisos profesionales u otras oportunidades de exposición. La persona en cuestión no será invitada a eventos, será despedida de películas, apariciones en televisión u otras perspectivas profesionales, y probablemente se sentirá humillada. Muchos casos recientes de cancelación de alto perfil han sido una respuesta a las acusaciones de mala conducta y abuso sexual, racismo, comentarios LGBTQ-fóbicos y otros tipos de comportamiento ofensivo y perjudicial.
El lado positivo de la Cultura de Cancelación: reivindicación y agencia
Cuando un agresor de alto perfil de una conducta dañina rinde cuentas de una manera tan pública, puede ser un salvavidas para los sobrevivientes de un comportamiento similar. Además de reivindicar a las víctimas directas del agresor, se transmite un mensaje más amplio sobre lo que se tolera y lo que no se tolera en la sociedad, lo que ayuda a las personas marginadas a sentirse vistas y escuchadas. Ser testigo de la denuncia de una celebridad de una manera tan grande, por ejemplo, puede dar a la gente la fuerza necesaria para enfrentarse o denunciar a sus propios agresores, y activar a las comunidades para que cambien las políticas y las costumbres sociales. Además, la anulación de una celebridad significa que las personas que se sienten degradadas y atacadas por sus opiniones se liberan de encontrarse con ellas en plataformas públicas. También se puede sentir la agencia individual de hacer clic en el botón "unfollow" para hacer un punto colectivo condenatorio.
El lado negativo de la Cultura de Cancelación: fama, culpa y vergüenza tóxica
Sin embargo, el hecho de convertir a un individuo en chivo expiatorio no permite abordar las injusticias sistémicas más amplias que pueden prevalecer. Puede dejar a los gobiernos fuera de juego y evitar que examinemos nuestra propia participación en las desigualdades sociales que sostienen problemas generalizados como el racismo y la misoginia. Cuando podemos simplemente pasar la culpa, cancelar a alguien, y sentirnos autojustificados, evitamos la incomodidad de nuestra propia investigación ética y la de la sociedad. Algunas cancelaciones se han hecho con pruebas precarias, y muchos las califican de tendencia tóxica que equivale al acoso. Y la finalidad de la cultura de la cancelación no deja espacio para el crecimiento y el perdón. Todos somos falibles, y parte del ser humano consiste en aprender de nuestros errores. La cultura de la cancelación nos dice que no se nos permite explorar o cometer errores, lo que puede encerrarnos en el miedo y la vergüenza sobre nuestras propias vidas. El estrés de la vergüenza interiorizada es extremadamente perjudicial para la salud mental, y puede conducir a la ansiedad, los comportamientos autodestructivos y la enfermedad.
Navegar por la cultura de la cancelación
Descubrir cómo coexistir de la forma más armoniosa posible es un proyecto continuo de la humanidad. Es algo que se negocia constantemente, sobre todo porque lo que consideramos "aceptable" es subjetivo y está en constante evolución. Todos tenemos derecho a tener diferentes opiniones políticas, agendas personales, creencias y códigos morales, y hay mucho espacio para el debate y la discusión para aquellos que lo deseen. Hay matices en cada situación, y todos somos ignorantes hasta que se nos educa en lo contrario, así que hay que tomar cada caso de forma individual y hacer preguntas. Aclare a quién se está perjudicando, qué fuerzas sistémicas están en juego, cuál era la intención, cuánto remordimiento se está expresando y qué tamaño tiene la plataforma. Examine sus propios motivos para unirse a la algarabía, como si se tratara de una pila de Twitter. Si se siente personalmente ofendido, busque un espacio seguro y cuídese. Pase un tiempo fuera de la red si lo necesita, descanse y busque el apoyo de su comunidad o de un consejero. Y, en última instancia, recuerde que debe tomar sus propias decisiones. Perdónese por sus errores y no tenga miedo de cambiar de opinión; mantenga la integridad que desea y apóyese en ella. Pase lo que pase, no se anule nunca.
-----------------------------------------------------------------
Todo el contenido de nuestro sitio web se investiga a fondo para garantizar que la información que se comparte está basada en pruebas. Para más información, visite las revistas académicas que han influido en este artículo: Drag Them: A Brief Etymology Of So-Called “Cancel Culture”; Understanding Cancel Culture: Normative And Unequal Sanctioning; Enforcing Social Norms: The Morality Of Public Shaming; The Portrayal Of Online Shaming In Contemporary Online News Media: A Media Framing Analysis; The Problem Of Public Shaming; Does Shaming Have A Place In Public Health?; Making Public Shame Bearable And Entertaining: Ritualised Shaming In Reality Television.